En esta novela nos adentramos en la historia de Antonio M. Fonte, un escritor, soltero y extravagante, que encuentra una carta firmada por él hace quince años y que no recuerda haber escrito. Tras este sorprendente hecho, llega uno mucho mayor: el descubrimiento de Tirnail, la ciudad de los recuerdos olvidados y la gente perdida. Allí llega el protagonista de la novela, donde tiene que embarcarse en un viaje trepidante por sus recuerdos para encontrarse consigo mismo. Si no lo consigue, las consecuencias pueden ser fatales.
La historia puede desconcertar en algún momento al entremezclarse continuamente el mundo onírico y el real. El protagonista no consigue distinguir uno de otro y, poco a poco, el lector va sufriendo la misma transformación. Los lugares y los personajes que surgen en esta novela caminan entre una delgada línea que separa ambos mundos a través de un conseguido juego de espejos que no se desvela hasta el final.
Lugares como Nechnabel, Tirnail o Mnemosia son tan reales para el lector como las calles de Nápoles que recorre al principio de la novela. Lo mejor de la historia, sin duda, es la forma en la que está narrada, que permite al lector deleitarse con todos los matices que rodean a cada uno de los escenarios y personajes que aparecen a lo largo de la misma. Secretos y sombras están presentes a lo largo de las historias que aparecen en las páginas. Lo más maravilloso del libro es cómo se trenzan todas las historias para dar lugar a un final en el que toda la fantasía está en su sitio.
El ladrón de niebla es uno de esos libros que merecen una lectura reposada, para deleitar todas y cada una de las palabras. Porque además de ser una historia de fantasía, es un canto al arte de contar historias. Y una reflexión sobre las cosas que perdemos y olvidamos. Una vez que se acaba la lectura, la fantasía de volver a Tirnail para darle una segunda oportunidad a los momentos perdidos es inevitable.
Como pequeño detalle: el editor debería prestar más atención a la corrección ortográfica para las futuras ediciones: si bien no son muchas, sí que hay algunas erratas en el libro que saltan en las páginas y te sacan un poco de la historia. Salvando este pequeño escollo, el conjunto de la historia sólo puede calificarse con una palabra: hermoso.
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