El escuadrĆ³n estaba sobre aviso. Se rumoreaba que el dĆ­a anterior habĆ­an caĆ­do siete hombres y que apenas habĆ­an tenido tiempo de reaccionar. Y todo lo habĆ­a hecho el mismo hombre. Los diez soldados miraron la calle destrozada desde su posiciĆ³n. Iba a ser un dĆ­a duro.


Diez
CayĆ³ en peso muerto, sin apenas haber asimilado lo que le habĆ­a ocurrido. Sam vio su cara por la mirilla telescĆ³pica. HabĆ­a sorpresa y desilusiĆ³n a la vez. Como un enfado repentino por no haber sido capaz de prever que iban a pegarle un tiro en pleno pecho. 

"C'est la vie, mon ami" pensĆ³ mientras miraba a su alrededor para comprobar que seguĆ­a en una zona segura. "Este capullo ni siquiera sabe por dĆ³nde le ha llegado el tiro. No tendrĆ­a que haber estado ahĆ­. No estaba preparado. Maldito pardillo". LimpiĆ³ el fusil con la manga de la camiseta y volviĆ³ a escrutar el terreno. SĆ³lo tuvo que esperar unos segundos hasta cazar a otro.

Nueve
El soldado llegĆ³ a ver un reflejo al otro lado de la calle por la mirilla del ojo. Entre los escombros del segundo piso. Aunque se puso a cubierto, no le sirviĆ³ de nada. Una bala silbĆ³ a su derecha y otra impactĆ³ en su cuello cuando se girĆ³ para ver la trayectoria del proyectil. 

"Idiota. Novato. Esto era demasiado grande para ti". Mientras Sam buscaba a su prĆ³ximo objetivo dio un trago rĆ”pido a la botella que tenĆ­a a su lado.
Ocho
HabĆ­a escuchado que era rĆ”pido. Y que cuantas mĆ”s vĆ­ctimas conseguĆ­a mĆ”s rĆ”pido se volvĆ­a. Casi como un animal salvaje. Pero alguien tendrĆ­a que cazarlo alguna vez. El truco estaba en intentar buscar su punto dĆ©bil. Por pensar tanto esperĆ³ demasiado en el mismo sitio. Lo Ćŗltimo que sintiĆ³ fue un golpe en la nuca, como el picotazo de una avispa.

"Pringado." No dejĆ³ de mirar el horizonte, esperando seƱales de movimiento.

Siete
Hizo seƱas a un compaƱero que lo seguĆ­a a unos metros. SeƱalĆ³ hacia arriba y marcĆ³ un camino a la derecha. Hizo un gesto, deprisa, deprisa. Ɖl rodeĆ³ el edificio y se parapetĆ³ junto a uno de los vehĆ­culos abandonados en la carretera. El depĆ³sito explotĆ³ de pronto sin darle tiempo a reaccionar y advertir a los demĆ”s.

"No lo viste venir, ¿eh?".

Seis
Se levantĆ³ siguiendo las seƱas de su compaƱero. MirĆ³ hacia arriba y no vio nada mĆ”s.

"Dos en uno. QuƩ torpes...".

Cinco
RespirĆ³ hondo. HabĆ­a escuchado cinco disparos secos. Todos venĆ­an del mismo sitio. El francotirador ni siquiera habĆ­a puesto silenciador. No le hacĆ­a falta: todos sabĆ­an dĆ³nde estaba pero nadie escapaba de su punto de mira. Con firmeza pero sin dejar de mirar hacia la ventana de la que salĆ­an los dardos de muerte, sacĆ³ la anilla de la granada y la arrojĆ³ con fuerza. Justo cuando veĆ­a como la granada se desviaba por apenas unos centĆ­metros vio el reflejo de la mirilla. Casi no tuvo tiempo de procesar el sonido del disparo antes de caer sobre el asfalto.

"Hey, pequeƱo, eras bueno. LƔstima tenerte enfrente, hubiƩramos sido buenos amigos."

Cuatro
Cuando vio caer a lo lejos al sexto miembro de su escuadrĆ³n se dio cuenta de que no tenĆ­a nada que hacer allĆ­. Quiso salir y abandonar. Pero antes de llegar al punto de control se derrumbĆ³ en el suelo. Lo habĆ­an cazado.

"Mierda. Ya no siento la misma emociĆ³n que antes. Tal vez deberĆ­a dejarlo. SĆ³lo aparecen niƱos. Cada vez es mĆ”s fĆ”cil. Y mĆ”s aburrido", pensaba mientras hacĆ­a la cuenta de las bajas del dĆ­a mientras miraba el reloj de reojo.

Tres
Comenzaba a atardecer y pronto serĆ­a mĆ”s fĆ”cil. Si conseguĆ­a mantenerse con vida hasta que el sol se fuera tal vez podrĆ­a camuflarse entre los escombros y los desechos del suelo. IntuĆ­a que era su Ćŗnica oportunidad de llegar al dĆ­a siguiente con vida. Los rumores no mentĆ­an. No habĆ­a pasado ni un minuto del Ćŗltimo disparo cuando lo cegĆ³ un destello rojo.

"Vaya panda de novatos. Tal vez tendrĆ­a que dedicarme a otra cosa. ¿Las carreras de coches? PodrĆ­a apostar. Se me daba bien..." 

Dos
Tuvo que cambiarse de posiciĆ³n. TenĆ­a un Ć”ngulo muerto que le impedĆ­a apuntar bien al bulto que veĆ­a a su derecha. Justo cuando llegaba a resguardarse bajo un saliente sintiĆ³ un dolor lacerante en la pierna. Al tocarse el muslo supo que aquello era malo. Muy malo. CerrĆ³ los ojos con fuerza y apretĆ³ los dientes. Maldito francotirador. 

"Uno mĆ”s. Uno mĆ”s y acabo con todos. En el fondo vale la pena." 

Uno
HabĆ­a llegado el momento. Lo podĆ­a ver al otro lado del quicio de la puerta. Se preparĆ³ para disparar en silencio. Pero el enemigo fue mĆ”s rĆ”pido. Ni siquiera se girĆ³. DisparĆ³ de espaldas a bocajarro.

"Estuvo cerca. Pero no hoy."


Samantha mirĆ³ la pantalla satisfecha. HabĆ­a cumplido con creces su rĆ©cord y mantenĆ­a la posiciĆ³n. Se desconectĆ³ para ir a la cocina a por un cafĆ©. Su nombre seguĆ­a el primero en el ranking: Sam_94.