Si aún no has disfrutado de lo último de Black Mirror te recomiendo que dejes de leer inmediatamente, entres a tu cuenta de Netflix y disfrutes de la experiencia. Déjate llevar. Mejor dicho, no lo hagas, porque eres tú el que toma las decisiones cruciales y decide qué ocurre en la película interactiva que ha revolucionado al mundo. A las pocas horas de su lanzamiento ya era trending topic en Twitter y durante varios días las redes sociales y los foros de internet no han parado de llenarse de contenido al respecto. Y como ocurre con estos fenómenos, ya tiene toda una horda de seguidores y detractores. No es nada nuevo: así es internet.

¿Revolución o no?
Bandersnatch es algo que no se había visto hasta ahora. O mejor dicho, sí. El formato en sí es algo que ya existía. Bebe de los clásicos librojuegos de Elige tu aventura, de las aventuras conversacionales e incluso de videojuegos más modernos. ¿He escuchado por ahí nombrar a David Cage? Y todos estos haters que claman que no es para tanto y que no es nada nuevo llevan razón. En parte. Porque Charlie Brooker y Black Mirror no nos han enseñado nada nuevo. Y nos lo dicen a lo largo del episodio al explicar cómo es el videojuego que intenta crear el protagonista. No están haciendo más que una adaptación de estos formatos.

Lo realmente novedoso es la integración con la plataforma. Cómo han podido ofrecer un formato inmediato al espectador. La integración con la plataforma y la manera en la que se consume. ¿Que no es la primera serie que hace esto? Cierto. En la propia plataforma de Netflix encontramos otros formatos: un par de series de Minecraft y El gato con botas se nos presentan como videojuegos interactivos en los que podemos interactuar directamente con la acción. Pero no es lo mismo. En Bandersnatch la inmersión es completa. No hay pantallas de carga, no hay tiempo infinito para elegir ir a la derecha o a la izquierda. Apenas tenemos 10 segundos en los que tenemos que tomar una decisión que sabemos que va a cambiar por completo la historia.

Un universo vivo
A pesar de que todo el mundo ha perdido la cabeza con la interacción y cómo se desarrolla la historia, lo que realmente me ha parecido espectacular es cómo han logrado integrar este formato dentro de la propia idiosincrasia de la serie. No hay que olvidar el leitmotiv de Black Mirror: el uso de la tecnología y sus consecuencias si elegimos el camino incorrecto. Nuestras decisiones condicionan la historia de Stefan, el protagonista de esta historia. Pero también nuestras vivencias a lo largo de la historia. Si en otros episodios la pantalla negra final nos sorprende con sentimientos devastadores sobre el posible futuro, en esta ocasión la sensación es aún más oscura: somos nosotros los que hemos abocado al protagonista a ese final.

El toque que realmente ha hecho disfrutar a los seguidores de la serie (o al menos a mí ha sido de las cosas que más me ha tocado la fibra) ha sido la cantidad de guiños y miguitas de pan relacionadas con otros episodios de Black Mirror. Pequeños detalles irrelevantes para la trama que hacen que te toque algo cuando ves los detalles. Un nombre, un poster, una imagen. ¿Te has dado cuenta de todos los guiños ocultos que hay? 
Bandersnatch nos trae a la memoria otros capítulos anteriores. ¿Cambiará el significado su revisionado?

Meta, meta everywhere
Todos esos guiños han logrado, años después, transformar capítulos de hace años. Quizás ahora, con esta nueva información, ese capítulo que habías visto cobra un nuevo significado. Tenemos que hacer el experimento y revisionar toda la serie conociendo ahora nuevos detalles. Al igual que ocurre en Bandersnatch si el protagonista ya ha pasado anteriormente por una línea temporal que ahora conoce. Es realmente alucinante cómo han conseguido cambiar la narrativa de las historias entrelazándolas unas con otras de manera aparentemente casual.



Si tú has alucinado tanto como yo, habrás visto la película varias veces intentando llegar a todas las tramas posibles. Y si lo has hecho, habrás acabado en foros online descubriendo detalles que se te habían escapado pero que otros habían encontrado. Netflix y Black Mirror lo saben y por eso van más allá y nos ofrecen pequeños detalles que enriquecen la experiencia. ¿Recordáis la web RateMe que imitaba la estética de la app del capítulo Caída en picado? ¿O la app del capítulo Hang the DJ? Con esos antecedentes era de esperar que hubiese contenido transmedia que completase la experiencia, pero no iba a ser tan fácil encontrarlo. ¿Lo has logrado? Si quieres ver de qué se trata sigue este enlace - no te cuento qué es para no estropearte la experiencia -. 

¿Libre albedrío?
Una vez que disfrutamos de Bandersnatch, "flipamos" un rato con la experiencia y comenzamos a asimilarlo, empezamos a ver las posibilidades que tiene. Ya se ha hecho con otras series. Gracias a las redes sociales TVE ha lanzado un par de series en su plataforma Playz donde el espectador pasa a ser parte activa de la trama. En Si fueras tú cada semana los usuarios tomaban las riendas y decidían hacia dónde iría el capítulo de la próxima semana. Y en Inhibidos dan un paso más y gracias a las nuevas tecnologías los espectadores se sumergían aún más en la trama. Pero siempre con un toque de lejanía. No era una sensación tan inmediata de ser una suerte de demiurgo que está por encima del resto. La clave, creo, ha sido la inmediatez, la posibilidad, gracias a la plataforma, de que no haya ningún corte entre la decisión y las consecuencias.
Un interesante hilo sobre la ficción interactiva y el caso de Los Cronocrímenes
Se abre una nueva puerta hacia la participación del espectador en el proceso creativo. Ya no es un mero receptor de la historia, ahora también participa de ella. Y se plantea una cuestión: ¿ha superado Netflix en experiencia audiovisual a las salas de cine? Sí, ya hubo una película interactiva que se proyectó en salas. Last Call hacía algo similar, pero al fin y al cabo era UN espectador el que tomaba la decisión por el resto de la sala. En el caso de Bandersnatch cada experiencia es única.


Aunque, paradójicamente, todo esto nos lleva, ni más ni menos que a la esencia de la historia de Bandersnatch. ¿Realmente existe el libre albedrío? Al fin y al cabo, hemos tomado las decisiones pero... los guionistas ya lo hicieron antes por nosotros. ¿Realmente hemos decidido algo?